En 1966, Lucio Fontana defendía sus tajos (Defiendo mis tajos, “La Nazione” 1966) ante la incomprensión social de las nuevas expresiones plásticas dominantes. 44 años más tarde, el discurso continua siendo- con ciertos matices- bastante similar.

Defiendo mis tajos contiene esenciales temas a debatir sobre el arte contemporáneo.

En particular me centraré en el que, por las características de mi obra, me puede afectar más. Consciente de que formo parte de la generalizada familia de los abstractos, entiendo que necesite una explicación o defensa.

Las personas somos producto de nuestros padres o de aquellos que nos han hecho de padres, de las influencias familiares, de nuestros amigos, de nuestras parejas; de nuestra educación, de nuestras experiencias, de nuestras frustraciones  y de nuestros éxitos, así como de nuestro entorno social y natural.

El artista, en su necesidad de expresarse al mundo, libera todo su contenido interior quedando expuesto en su obra, esperando ser aceptado y comprendido. Pocas veces he tenido que defender mis “tajos” ante la incomprensión del público. Por suerte, mi pintura, en un elevado tanto por ciento, se adecua al gusto estético de nuestra sociedad.

En esta dualidad entre la forma y la base filosófica que necesita el arte abstracto para completarse, busco el tono de la tragicomedia en mis exposiciones, así como la belleza y la pura expresión del color en toda la obra.

Bajo esta premisa, continuo exprimiendo mi creatividad hasta que se agote.

Nani Navarro

Varsovia, 21 de septiembre del 2010